Deconstruyendo intolerancias

“Porque no escribimos historias sino vidas…“, hace tiempo leí estas palabras escritas por Plutarco, palabras que hago mías para utilizarlas a discreción en esta crónica. Las traigo ahora a colación porque la otra noche, en la Sala Trajano de Mérida, la Liga de la Ciencia Pagana volvió a hacer un auténtico ejercicio de arqueología de nosotros mismos. Los paganos pusieron en escena un espectáculo-performance que englobaba un concierto de rock electrónico, una brutal danza aérea-terrenal, así como una magnífica y desafiante gestualización, sin olvidar el omnipresente manijero constructor.


En la escena de la Trajano se desarrollaron varias historias que contaban una historia, o si se quiere, una historia que contaba otras historias que encierran, más allá del frío número y de la gélida cifra, dramas personales.

La Liga de la Ciencia Pagana no contó una historia, contó vidas, las que se perdieron en la sinrazón de la intolerancia, las que se ahogaron y se ahogan en la incomprensión de los fundamentalismos; barreras visibles contra las que el hombre choca continuamente y otros muros invisibles que encarcelan a la mujer a una condena perpetua.

Estos paganos han tomado prestados a su manera unos versos de un santo, Juan de la Cruz, y se han atrevido a ponerlos en práctica: “entremos más adentro en la espesura”. Y han entrado para desentrañar lo más profundo del lado oscuro de la humanidad, que a lo largo de la Historia ha querido separar, distanciar y, en definitiva, diferenciar a los hombres; y ya se sabe que cuando empieza la falta de igualdad, comienza la falta de libertad.

El espectáculo CONSTRUCCIÓN fue eso, un libre ejercicio de rebeldía contra todas esas barreras que han ido desmoronando a la humanidad. Pero además, también fue un tributo y un homenaje a todos aquellos que se quedaron, se quedan y se quedarán en el camino por intentar lograr un mundo más igualitario. Esta crónica, sólo esto: el reconocimiento a la Liga de la Ciencia Pagana que con su espectáculo Construcción, quiso azotar nuestras conciencias para evitar que se erijan muros intolerantes. Va por Pepe, Leandro, Elena, Coco, Tano y Luis Carlos.

La Espe