Beats for bip

Dicen que siempre hay una primera vez para todo, para todo incluso para la muerte, aunque en este caso también es la última primera vez. El pasado viernes fue mi primera vez, la primera vez que vi un espectáculo de mimo… y la verdad es que me gustó, me gustó a rabiar.

El mimo es el arte de la no palabra, es la renuncia al uso del lenguaje hablado, pero es quizá también, el arte que más transmite, porque en cada gesto, en cada movimiento, el mimo pone las calladas palabras y el sonoro corazón para expresarlo todo.

El otro día fue mi primera vez… fue en la Sala Trajano de Mérida, donde Mimus Teatro, el Teatro Taller Ateneo de Mérida y La Liga de la Ciencia Pagana rendían un homenaje al Maestro, a Marcel Marceau. Aquel francés nacido al mundo como Marcel Mangel, y nacido para la eternidad como Marcel Marceau.

Marceau creó a "Bip", su alter ego, el payaso con un jersey a rayas y un maltrecho sombrero engalanado con una flor. Un don Quijote, como lo/él se definía, que se batía con los molinos de la vida actual.

Sobre el escenario de la Trajano desfilaron plásticamente los actores que protagonizaron los mimodramas; algunos conocidos, como Tano, Coco, Margarida, y el maestro Javier, (que ya tiene un espectador de lujo, el precioso Tristán). Previamente se había proyectado el audiovisual “Beats for Bip”, que la Liga de la Ciencia Pagana ha realizado haciendo un recorrido por las caras de Marceau.

Y entre aplausos de un público entregado pasó una función que quiso ser un homenaje y un tributo a un hombre, a un artista que dejó de luto la escena el pasado septiembre, aquel que un día dijo que lo único que no se podía representar sin palabras era la mentira, por eso su arte y su vida fueron de verdad, de una verdad que él expresó con “los gritos del silencio”.
La Espe